La Facultad de Ciencias de la Universidad de los Andes lamenta profundamente la partida del Dr. Enrique Forero González, quien hizo notables contribuciones al estudio de la botánica y tuvo un impacto sustancial en la ciencia colombiana desde sus posiciones como Profesor de la Universidad Nacional de Colombia, Director de Investigaciones del Jardín Botánico de Missouri, Director del Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional y Decano de la Facultad de Ciencias de la misma universidad. Como presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, por más de una década el profesor Forero fue un notable defensor de la importancia de la ciencia para la sociedad colombiana. Como homenaje a la memoria del profesor Forero, publicamos esta breve semblanza preparada por el Dr. Juan Armando Sánchez, Profesor Titular del Departamento de Ciencias Biológicas.
Enrique Forero fue, para muchos de nosotros, ese líder que desbordaba entusiasmo y que nos contagiaba con su optimismo en las ciencias. Esa persona que inspiraba y ayudaba a otros a brillar. Lo conocí desde 1996, cuando estaba en el Instituto de Ciencias Naturales de la Universidad Nacional. En esa época yo iniciaba una maestría, y aunque se hablaba de que Forero era un gran botánico, lo que visiblemente lo movía era apoyar a la comunidad científica. Nunca lo escuché alardear de sus proyectos individuales, más si de cómo en equipo había logrado grandes cambios y transformaciones. Sin duda, Enrique ha dejado un legado con luz propia, pues se encargó de empoderar a varias generaciones de científicos.
Como presidente de la Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, no solo dinamizó y optimizó a la institución, sino que la posicionó como un cuerpo colegiado de gran influencia en el país. Aunque amaba abiertamente su alma mater, la Universidad Nacional de Colombia, estuvo siempre convencido de que la Academia debería crecer e incluir miembros de todas las universidades, institutos y regiones del país y, gracias a esa visión, muchos profesores de Uniandes y otras instituciones entramos a la Academia. No escatimó en esfuerzos por buscar nuevos académicos y amigos de la academia dentro y fuera de Colombia, promovió la entrada de académicas y estableció la academia joven, entre muchos otros proyectos que superaron con creces el impacto y el alcance que solía tener la Academia. En este respecto, Enrique tenía una agilidad excepcional para trabajar con todas las generaciones, acercándose incluso a los colegios y a los niños y, por encima de todo confiando en las capacidades y el potencial que cualquier persona pudiera ofrecer.
Su relación con el alto gobierno fue excelente y, me atrevo a decir, que contaba con las habilidades políticas de un verdadero demócrata. Apoyó a los gobiernos desde la Academia, tanto como pudo, sin importar su bandera, pero asimismo, se opuso a sus políticas cuando era necesario. Entendía que el cambio de mando, una situación tan delicada para cualquier nación, requería de ofrecerle a los candidatos el apoyo de la academia invitándolos a intercambiar ideas. De esta iniciativa, Enrique catalizó la creación del Ministerio de Ciencia y Tecnología y la Misión Internacional de Sabios (2019) en un mismo periodo de gobierno. Ante todo, la comunidad científica entendió que puede tener un papel protagónico en la planeación estratégica de la nación. Nos quedamos cortos de palabras a la hora de expresar agradecimientos a Enrique Forero como líder y ante todo como ser humano. Paz en su tumba.
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