La astronomía es la ciencia más antigua, por lo tanto, nos ha acompañado a lo largo de las civilizaciones, ayudándonos a responder preguntas inherentes a nuestra humanidad, entre ellas ¿cómo fue nuestro origen dentro del Sistema Solar?, o ¿cuál será nuestro destino en el Universo? Esto ha hecho que tenga un papel relevante en la historia contemporánea, impulsando y revolucionando otras ramas del pensamiento que existen hoy. 

En relativo poco tiempo pasamos de creer que éramos el centro del Universo a entender que somos solo una minúscula pieza dentro de un grandioso sistema de estrellas y galaxias que se expande aceleradamente en el tiempo y el espacio. La astronomía también ha tenido injerencia en la cultura y la cotidianidad de las personas; de hecho, antiguamente, era fundamental para la navegación y la planificación agrícola. 

Como todo estudio científico, la astronomía es una simbiosis entre observación y teoría. En este caso, se usa la luz como la mayor fuente de información disponible, requiriendo de instrumentos adecuados para recolectarla y analizarla lo más eficientemente posible. Esto ha permitido promover muchos avances tecnológicos que, actualmente, han trascendido hasta el punto de emplearse cotidianamente en nuestra sociedad. 

La óptica, la electrónica y la ingeniería en general han sido las ramas más beneficiadas de la instrumentación astronómica. En muchos casos, se desconoce que el horno microondas, los teléfonos celulares, el GPS con el que pedimos los domicilios, los paneles solares y los equipos de resonancia magnética tienen tecnología que inicialmente fue diseñada para los viajes al espacio. De hecho, el sistema de amortiguación de los zapatos deportivos está basado en las botas que utilizó Neil Armstrong en el alunizaje del 21 de julio de 1969. 

Además de permitirnos crear modelos fundamentales sobre planetas, estrellas y galaxias que probablemente nunca visitaremos, la astronomía también se ha convertido en una promotora interdisciplinaria alrededor de diferentes áreas del conocimiento, que nos ayudan a mejorar como sociedad, haciendo que sea un medio ideal para acercar a la niñez y la juventud a la ciencia, pues a través de algo tan cotidiano como observar el cielo o pensar sobre él, estimulamos su creatividad e incentivamos el desarrollo de la sensibilidad, el asombro, la reflexión y la investigación. 

Las actividades relacionadas con el aprendizaje de la astronomía, además de permitir a las personas conocer sobre los diferentes cuerpos celestes que conforman el cosmos, los cuales son fascinantes para la mayoría, fomentan mejores habilidades matemáticas y mayor pensamiento lógico. Por ello, su enseñanza a la población más joven es también una ruta que permite dirigirlos hacia el estudio de las ciencias e ingeniería, además de aumentar el interés y la comprensión de la tecnología que allí se usa. Esto no solo beneficia a la astronomía en sí misma, sino también a otras disciplinas científicas y a la sociedad.

Para aprender sobre astronomía no siempre es necesario tener equipos costosos, como telescopios o cámaras especializadas; solo basta tener curiosidad y ganas de aprender. En la Universidad de los Andes continuamente se ofrecen cursos dirigidos a niñas, niños, adolescentes y público en general que desean ampliar su conocimiento en el tema. Estos cursos combinan estrategias teórico-prácticas que refuerzan los conceptos aprendidos. 

Por: María Gracia Batista, coordinadora del Observatorio Astronómico de la Universidad de los Andes. Dicta los cursos de Astronomía para jóvenes, Astronomía para niños y Astronomía para aficionados

Si eres una de esas personas que ha querido profundizar en esta disciplina, o tienes hijos y quieres acercarlos al mundo de la ciencia, la invitación es a inscribirse en estos cursos que ofrece la oficina de Educación Continua de la Universidad, de modo que, eventualmente, puedan convertirse en astrónomos aficionados y logren disfrutar con otros ojos de la inmensidad de nuestro cielo.