Desde la Facultad de Administración, la participación en este proyecto ha sido estratégica por dos razones clave. La primera, según explica su decana Ximena Rueda, es que los datos permiten entender mejor la realidad de las empresas. Facilitan el análisis de la información financiera, ayudan a anticipar riesgos por fenómenos externos y ofrecen una visión más clara del comportamiento de los consumidores, sus hábitos y preferencias. Todo esto es esencial para una toma de decisiones acertada en las distintas áreas de una organización.
La segunda, apunta al papel del liderazgo. “La ciencia de datos no se trata solo de habilidades técnicas. Quienes trabajan con datos deben saber comunicar sus hallazgos con claridad, liderar equipos y convencer con evidencia. Interpretar los datos es tan importante como saber actuar con base en ellos”, resalta la Decana.
Y así mismo, el aporte de la Facultad de Ciencias Sociales, que aportó una mirada crítica. “Podemos contribuir con las reflexiones necesarias sobre los impactos políticos, sociales, éticos y psicológicos que conlleva el manejo de grandes volúmenes de información y el uso de la ciencia de datos para analizarlos. Desde encontrar anomalías en señales del espacio a través del procesamiento de una vasta cantidad de información, hasta confirmar o rechazar hipótesis a partir de los datos recogidos de un experimento social o muestras médicas”, señala Juan Carlos Rodríguez-Raga, codirector del Observatorio de la Democracia y profesor del Departamento de Ciencia Política y Estudios Globales.
Las bases teóricas esenciales para la ciencia de datos, como el álgebra lineal, la probabilidad, la estadística y la optimización, fueron puestas sobre la mesa desde el programa de Matemáticas de la Facultad de Ciencias. “Su contribución va más allá de ofrecer herramientas: se trata de una forma de pensar rigurosa, que permite abstraer, modelar fenómenos complejos, validar resultados con criterios sólidos y cuestionar lo que se da por sentado”, agrega César Galindo, profesor del Departamento de Matemáticas.
Una de las fortalezas del programa es la posibilidad de personalizar la formación a través de las llamadas “bolsas de profundización”: rutas temáticas que permiten especializarse en áreas como salud, políticas públicas o sostenibilidad, entre otras. “Así, tras completar los ciclos básicos, cada estudiante podrá orientar su formación hacia los campos que más le interesen, aplicando el análisis de datos a problemáticas reales desde distintas perspectivas, con cursos ofertados por varias facultades”, indica Andrés Medaglia, director del Centro para la Optimización y Probabilidad Aplicada, de la Facultad de Ingeniería.
Estas ideas, lideradas por expertos de la Universidad de los Andes, se reflejaron en un currículo innovador, construido de manera consensuada. Durante el proceso, los delegados del comité académico presentaron avances y recibieron retroalimentación de sus facultades, lo que permitió afinar y fortalecer la propuesta.